Criar: Que no se entere tu hijo/a. El día que me entregaron el primer informe de la guardería de mi hijo, no veía la hora de llegar a casa para leerlo. Lo saco del sobre y lo primero que veo, es una amplia sonrisa. El texto estaba encabezado por una gran foto. Comienzo a leer, me transformo inmediatamente en un globo de feria, todo genial hasta que doy con el apartado de “plástica”: ¡¿Qué no quiere ensuciarse las manos?! ¡¿Que solo hace la actividad si hay un instrumento que le impida tocar el potingue -chocolate derretido, tempera, fango etc- en cuestión?!… ¡para, para, para…!, casi me atraganto, ¡si tiene solo 20 meses! Y al recomponerme, en mi cabeza comienzan a pasar imágenes de mi hijo:
–Organizando en fila los imanes de la nevera
-Usando solo la punta de los dedos cuando quiere pillar algo “pringoso”
-Mirando por donde pisa cuando no conoce, ¡¡¡Si solo tiene 20 meses!!!
Y en esto que mi mente hace un paralelismo, de un lado estaba èl, mi hijo y, del otro, mi marido.
¿cómo puede ser?
¿son como iguales? metódicos, lineales, internos y ¡les encantan los números!
¡¡¡pero si lo he parido yo!!!
Criar: Que no se entere tu hijo/a
Esa noche le leí el trozo del informe a mi, todo sea dicho, paciente marido y vi como con cada palabra volvía aparecer el globo de feria, pero esta vez en él. Me mira y dice después de una “pausa-respiración” “pues claro, es mi hijo…” y sí, es verdad, también es su hijo y yo, casi sin escucharle, comienzo a recitar la importancia del uso de los dos cerebros tal y como explican Daniel Siegel y Tina Payne, en su libro “El cerebro del niño” donde presentan 12 estrategias (fabulosas) para acompañar a nuestros hijos en el día a día. Explican cómo podemos ver en los problemas cotidianos oportunidades para que nuestros hijos desarrollen por igual el hemisferio derecho e izquierdo, el cerebro superior e inferior, la verdad, una maravilla de libro, que me encanta y uso mucho tanto como profesional y como madre. Y en eso que mi marido vuelve a hacer otra “pausa-respiración”, creo que porque ya se había dado cuenta de mis intenciones, me mira y dice: –¿Tú ves que a mí me haya ido mal en la vida? Y lo dijo con aquel aire de autoridad, contundencia y ternura que le caracterizan, yo sonreí ante la pregunta ya que las evidencias le avalan ( jejeje)
Así que la discusión familiar y la conversación tomó otros derroteros, esa noche me hice unas cuantas preguntas como madre:
¿Y si soy fiel a lo que pienso y pongo toda mi pasión en educar a mi hijo?
¿Le dejo ser?
¿Soy una hiper–madre ?
¿Permito que él decida, como alma libre y única que es, cómo quiere ser?
¿Cómo mi hijo se va a parecer a la vecina, si quienes le educamos somos su padre y yo?
Me tomé el tiempo para pensar y sentir una palabra y una sensación que me ayudara a tener lo necesario para sostener el proceso de desarrollo de mi hijo:
Mi palabra: Dos
Mi sensación: Tranquilidad
Y como dicen en Maracaibo: ¡De tal palo tal astilla!
3 comentarios
TODO es energia, es tan importante tomar en cuenta los pensamientos positivos ya que materializan todo lo positivo, pensamientos de gratitud te permiten ver el mundo, grato y abundante todo lo que pienses con amor es Dios y la felicidad
jajaja! Sí Diona, aunque los hayamos parido nosotras, a veces me pregunto qué es lo que he puesto yo y qué mi marido. Mi hija, al contrario que el tuyo, tiene desarrollado el hemisferio derecho. Todo ella es imaginación y creatividad pero, eso sí, no le hagas calcular, sumar, restar …. que te dice que ¿para qué, si no, se han inventado las calculadoras? en fin, saquemos lo bueno de cada uno y, sobre todo, que sean felices.
Verónica, es así, aceptar y ayudarles a que sean felices con lo que hay… Cariño gracias por tomarte el tiempo para leer el post y escribirme. Eres un sol.