Síndrome de la cabaña o la percepción de seguridad

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Ya sabéis que a la psicología, y a las Psicólogas y Psicólogos, nos encantan los “palabros” y reconozco que a veces me sorprende el ingenio y la adecuación de las metáforas, que como casi siempre, ayudan a explicar lo que pasa fuera para entender lo que nos ocurre dentro, por eso hoy quiero comentar el “síndrome de la cabaña”.

Pero antes que nada, un poco de pedagogía ¿qué es un síndrome?

“Es un conjunto de fenómenos que concurren unos con otros y que caracterizan una determinada situación”

Volviendo a lo de las palabras, lo interesante es que estas dos palabras juntas ya te dejan entrever e incluso hacerte una idea de por dónde va la cosa, por eso, antes de soltarte la definición, te pido que te percates qué viene a tu cabeza cuando yo digo “cabaña”.

síndrome de la cabaña

Seguramente tu cerebro busca alguna referencia en forma de imágenes o experiencia que tengas y que estén relacionadas con la palabra “cabaña” (espero que lo que hayas encontrado sea positivo)…

Es muy probable, que tu cerebro te haya mostrado algún tipo de imágenes, vivencias o experiencias agradables. Quizás algún lugar tranquilo, seguro y alejado de la civilización. ¡Allí lo tienes!, la cabaña vendría a ser como ese refugio, en ocasiones familiar dónde, a nivel de percepción y subjetivamente, todo está bien.

Así que aquí llega la prometida definición:

Es un estado emocional, que aparece en personas que de manera forzada o impuesta, han estado temporadas recluidas y, que por esta razón, pueden manifestar dificultad para retomar la dinámica de su vida. Lo más significativo es que aparece el miedo a salir, teniendo la percepción de que la casa es el sitio más seguro.

¿Cómo lo veo yo? y cómo encaja el síndrome de la cabaña con la situación actual

  • Sentirse así y manifestarlo, es perfectamente normal, y natural, así que tener ideas en este sentido es de “ser humano, humana” que ha pasado una pandemia.
    O míralo así, ¿Cuántos confinamientos has tenido que atravesar en tu vida? … ¿ninguno?. Correcto, así que esto es tan nuevo para ti, como para mí, y cada cual se planta delante de la situación buenamente como puede, así que si esto de salir corriendo a llenar las terrazas, ahora no te va, o tienes reticencias o te sientes “raro/rara” porque en el fondo tu deseo es querer quedarte en casa (que es el lugar que percibes como seguro y así ha sido por casi 2 meses) ten paciencia contigo.
    Me encuentro también con algunas familias con hijos que me refieren que son los propios niños/as los que tampoco quieren salir, y es exactamente lo mismo. Acoger la situación y, ya sé que me repito pero en esta situación específica sí que mamá, papá y/o tutores, actuamos de espejo conductual.
  • La información en muchos sentidos te da poder, porque te ayuda a entender, así que debes saber que lo de poner nombre a lo que sucede, a veces es bueno. Mi recomendación es que, si le explicas a los niños/as lo que ocurre, adecues el lenguaje a la edad cronológica y mental de la criatura.

Busca el punto medio, la balanza interna que te permita, a tu ritmo, ir introduciéndote en el día a día. Aquí la clave (y lee esto que, si pudiera lo escribía en neón) es “la funcionalidad”, es decir, todo aquello que puedes hacer para funcionar en tu vida. Se trata de ir introduciendo esa funcionalidad (por ejemplo, salir a comprar o a dar un paseo) y, si ves que comienzas a “disfuncionar” entonces es el momento de pedir ayuda.

Y no es porque los psicoterapeutas tengamos la varita mágica, no. “Lo que es, es” y estamos aprendiendo. Los profesionales de la salud tenemos esa distancia objetiva que nos permite ver con perspectiva y acompañar el o los procesos, hasta que encontramos la puerta de salida de esa cabaña, o de otras muchas.

En mi práctica profesional he descubierto que con psicoterapia e Hipnosis Ericksoniana, muchas personas han encontrado la salida de sus “cabañas particulares”.

“Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará allí.”

Alícia en el país de las Maravillas

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